LA PROFESIÓN
El concepto de inclusión, en el que se basa la labor que realizan estos profesionales, tiene su origen en la creación de los sistemas escolares públicos a comienzos del siglo XIX. Este concepto se centra en la idea de que todas las personas tienen derecho a recibir una educación de calidad en igualdad de oportunidades. Pero, como no todas tienen las mismas necesidades educativas, el propósito final que se persigue es que tanto los sistemas, como los centros y profesionales de la educación se adapten a la diversidad de situaciones y rasgos individuales y grupales que existen en la sociedad actual.
Este reto educativo ha adquirido una perspectiva internacional. Prueba de ello, son los conocidos como Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) formulados por la ONU y que recogen, en su objetivo número cuatro, la misión de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Algo que no resulta nada fácil por la multitud de circunstancias y contextos que se dan en los sistemas educativos.
En nuestro país, alcanzar esa igualdad de oportunidades pasa por hacer frente a uno de los mayores desafíos educativos: el abandono escolar. Las cifras, comparadas con nuestros países vecinos, siguen siendo alarmantes. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación, España es el segundo país de la Unión Europea en fracaso escolar, con un 19% de jóvenes entre 18 y 24 años que han dejado los estudios al finalizar la ESO y no han comenzado otros. Sólo somos superados por Malta, con un 19,6%. Una cifra muy alejada de la media europea, que se sitúa en torno al 10,7%.
Como se apunta en el informe “Los factores de la exclusión educativa en España” realizado en 2017 por Unicef, uno de los principales factores que inciden en el fracaso escolar es la exclusión educativa que tiene su origen en desigualdades socioeconómicas y culturales, de etnia, género..., pero también en la diversidad cultural de nuestra sociedad. Estas diferencias se trasladan al ámbito educativo e impiden una escolarización de calidad, a medida de las necesidades específicas de cada alumno.
Abandono educativo temprano.
Países de la Unión Europea. Año 2016.
Fuente: Datos y cifras curso escolar 2017-2018. Ministerio de Educación.
¿Qué hace un educador intercultural?
El educador intercultural entiende la enseñanza como un gran proyecto de sociedad del que nadie debe ser excluido por razones económicas, sociales o culturales. Busca hacer posible una educación en igualdad de derechos y oportunidades para todo el alumnado, y para ello necesita hacer partícipes a todos los agentes del contexto educativo. Para lograr este objetivo centran su trabajo en la creación de espacios y equipos que sirvan como mediadores en la resolución de conflictos, para realizar el seguimiento y control de situaciones de absentismo escolar, violencia y fracaso escolar. Entre sus competencias principales también está la planificación, coordinación y desarrollo (en colaboración con los servicios de orientación educativa) de actividades complementarias y extraescolares para mejorar las relaciones entre el Centro Educativo y el entorno social del alumno.
Entre las funciones que este profesional está capacitado para desarrollar están: crear políticas en torno al respeto a la diversidad cultural, fomentar entornos de diversidad cultural e inclusión socioeducativa y/o sociolaboral, promocionar entornos de diversidad cultural bilingüe o multilingüe, diseñar programas de promoción e intercambio intercultural entre profesorado y alumnado en Centros Educativos reglados, elaborar proyectos educativos que garanticen una dirección orientada a centros inclusivos e interculturales y diseñar proyectos en entornos de educación no formal y entidades del tercer sector social (ONG).
Salario
Los salarios que pueden llegar a recibir estos profesionales varían dependiendo de su formación previa y del tipo de centro donde desempeñan su labor.
Educación formal en centros públicos: En centros públicos se sitúa entre los 25.000 y 35.000 euros anuales. Puede variar bastante dependiendo de los complementos de destino y los específicos de la comunidad autónoma donde trabajen.
Educación formal en centros concertados y privados: En centros concertados y privados estos profesionales perciben, por lo general, un sueldo menor que los que trabajan en el sector público. Su salario anual se sitúa entre los 21.000 y los 25.500 euros.
Educación no formal: Dentro la formación no reglada la banda salarial es mucho más amplia. En función del organismo para el que trabajen (entidad pública, asociación, fundación, entidad local….), el salario anual que perciben puede ir desde los 17.700 a los 30.000 euros.
Salarios por niveles educativos y centros.
Salidas profesionales
- Coordinador intercultural en centros de educación formal (centro educativos de enseñanza infantil, primaria y secundaria).
- Coordinador de programas de inclusión en entornos de educación no formal (entidades públicas, tercer sector social, asociaciones, fundaciones, ONGs, empresas de inserción, centros de acogida de menores).
- Mediación educativa en ámbitos locales.
- Técnico de diseño y gestión de programas educativos inclusivos en entornos comunitarios.
- Gestión de programas de inclusión de personas inmigrantes (formación, aprendizaje de lenguas, inserción sociolaboral...).